lunes, setiembre 12, 2005

La mujer de "El sur"

GUSTAVO FAVERÓN

"El sur" es, qué duda cabe, un cuento especular, hecho de simetrías y reflejos. Uno de esos reflejos, poco estudiado hasta donde yo puedo recordar, es el que se da en el instante posterior al accidente del protagonista: "En la cara de la mujer que le abrió la puerta vio grabado el horror". En la realidad que inspiró el cuento, esa persona que abrió la puerta fue, probablemente, la madre de Borges. En la ficción, es "la mujer" --¿madre, esposa, sirvienta, amante?--. Es interesante que el protagonista reconozca su estado, en esa primera suerte de pequeña anagnórisis, en el rostro de la mujer casi abstracta, reducida a un rostro que es, a su vez, un espejo y una imagen pictórica (en la que el horror está "grabado": y de inmediato, su pesadilla estará poblada por "ilustraciones" de Las mil y una noches). También es interesante que la frase siguiente quiera acusar a un culpable ignoto del accidente: "la arista de un batiente recién pintado que alguien se olvidó de cerrar"... Un culpable tan ignoto como la mujer que abre la puerta... Esa mujer se vuelve aún más significativa simbólicamente si uno la entiende como parte de la casa que agrede al protagonista, y más aun si uno tiene en cuenta que, luego, la ciudad misma, de la que Dahlmann quiere huir, lucirá como "una casa vieja"...

No sé si alguien en este blog ha pensado en esa vertiente del cuento, de la que, sin duda, tendrían mucho que decir los freudianos y los lacanianos. Yo lo apunto nomás, sin hacer otra cosa que señalar estos datos inconexos que me llaman la atención.